martes, 14 de junio de 2011

PRESO GAIXOAK ETXERA ORAIN! ekitaldia Indautxun





Gaur,ekitaldi bat burutu dugu auzoan “Preso gaixoak etxera orain!” lemapean.

Dakizuenez, aste honetan Kirruliren heriotzaren 25, urteurrena izan da eta honek aipamen berezia izan du ekitaldian. Kirruli gogoratu dugu, bere bizitza zelakoa izan zen azaldu da , baita ere  bere heriotza zelan gertatu zen.

Bere lagunak eta berarekin kartzelan egondakoak bertan egon dira Kirruli eta zoritxarrez bera bezala kartzelak eraildako guztiak gogoratu nahi izan dute.

Kirruliren familia bertan izan da eta omenaldi xumea egin zaio.

Bukatzeko une hunkigarria bizi izan dugu, izan ere gure auzoko preso baten hitzak entzun ahal izan ditugu, Jon  Yurrebasorenak. Jon Kirruliren  lagun mina izan zen eta berarekin hasi zen bere militantzia politika eta urteak eman zituzten elkarrekin borrokatzen. Beraz esan bezala gertutik ezagutzen zuen Kirruliren lagunaren hitzak dira hauek:

            "Agur eta ohore, Kirruli!
            Agur eta ohore beste gudari guztiok!
           
            Kirruli, zuk, beste askok bezala, dena eman zenuen Euskal Herriaren askapen     nazionala eta  sozialarengatik.
           
            Gaur ere, handik eta hemendik, horretantxe saiatzen ari gara.
           
            Hain zuzen ere,borroka jarrera, presio eta enfrentamendu gabe ez da Espainak eta Frantziak  ezarritako kateak apurtzea posible izango.
           
            Beraz, eutsi eta aurrera beti independentzia eta sozialismoaren bidean.
           
            Gora Euskal Herria Askatua!
            Gora Euskal Herria Sozialista!
            Gora Euskal Herria eta Askatasuna!"
           

miércoles, 8 de junio de 2011

Kirruli

Kirruli

En la noche del 7 al 8 de junio de 1986 murió en la cárcel española de Herrera de la Mancha el bilbaino Joseba Asensio Artaraz, hace ahora 25 años. Él tenía 27 y estaba soltero. Murió fruto de la venganza, del desprecio, de la desatención, de ser cosa y no hombre en manos de funcionarios. Murió de la indecencia de un Estado a pocos meses de quedar libre.

Joseba ingresó en la cárcel el 3 de junio de 1980, malvivió en los ignominiosos zulos de Carabanchel, Burgos, Soria, Puerto de Santa María, Alcalá Meco, Herrera de la Mancha y Basauri: padeció seis años de cárcel y abandono, y murió cuando tocaba con los dedos y su sonrisa la libertad, la primavera y la vida.

En su cautividad sufrió una serie de dolencias: padecía una infección pulmonar tuberculosa vieja, de años, que en ningún momento le fue diagnosticada en vida a pesar de lo evolucionada que se constató en la autopsia de muerto y a pesar de sus quejas y lamentos. Los reclusos en manos del Estado español son trapos viejos y de deshecho. Tampoco lo detectaron en otros reclusos hasta la muerte de Asensio y al ver que tamaña desidia pudiera traerles consecuencias y fama de barriobajeros.

Se sabe que la tuberculosis es enfermedad de alto riesgo en estos antros sombríos y abandonados, reflejo fiel de la desidia del personal sanitario y de la desconsideración humana que al Estado y funcionarios les merecen los prisioneros: ganado y cosa destinada al matadero y la papelera. Por siete veces la doctora Nuria Castro de Pedro y Olga Muñoz Castejón catalogaron los síntomas de Joseba como simples “síndromes griposos catarrales”. Le despachan con disofrol, rinobanedif y elixifilin. Pero “al abrir la cavidad torácica del difunto observan el pulmón izquierdo atelactásico y retraído con una disminución aproximadamente la mitad del pulmón derecho de su masa total con desaparición de los límites lobulares y con abundante infiltración del tejido conjuntivo que forma una gran adherencia con la parrilla costal. El pulmón derecho se muestra neumoconiótico, sobre todo en el lóbulo superior y dando unos cortes aparece un líquido de aspecto blancuzco en diversas áreas del mismo, que puede corresponder a un exudado purulento o caseso”. “La causa inmediata de la muerte ha sido una sepsis fulminante o una insuficiencia respiratoria aguda por neumonía vilateral o un proceso mixto”.

La desidia y el trato deshumano -claro ya con anterioridad en denuncias, lamentaciones y quejas formuladas por reclusos- se hace ahora patente y muerte en una autopsia de difunto.

Desde la solidaridad y la amistad de compañero se formula denuncia por parte de Fernando Arburua Iparraguirre ante el juez de Instrucción de Manzanares por “la manifiesta incapacidad del cuadro médico de este centro penitenciario, por la desidia a la hora de explorarle, por la mínima preocupación mostrada, por la falta de medios de exploración, por el erróneo e insuficiente tratamiento administrado…”.

¡Y cómo no! Tres funcionarios de ese mismo Estado, que viene vulnerando los elementales derechos humanos no sólo en comisaría sino también y especialmente en las prisiones, en sentencia del 31 de enero de 1989, determinan que “por lo expuesto, en nombre del Rey y por la autoridad conferida por el pueblo español, fallamos por unanimidad que debemos absolver y absolvemos libremente a la procesada Nuria Castro de Pedro del delito de imprudencia temeraria que le era imputado por el Ministerio Fiscal y la acusación privada, con declaración de las costas de oficio y liberación de las medidas de aseguramiento y de responsabilidad civil que se hubieran acordado”.

Ya otros habían muerto antes en prisiones por maltrato y abandono, luego otros más engordarían las cifras. Sólo una cosa ha cambiado en los últimos años de PSOE en el gobierno: siguen engordando la desidia y la desatención, sólo que ahora los moribundos mueren en casa. Mientras les pueden putear les conservan en prisión, cuando su muerte se ve cercana se les manda a casa, no quieren fiambres en sus antros por lo de la mala fama y la alta cifra de fallecimientos carcelarios. Son muchos los prisioneros políticos vascos que padecen desde años graves enfermedades, cánceres y dolencias inhumana y son sádicamente tratados, chantajeados en su proceso; mujeres y hombres a los que se les impide la más elemental confidencialidad y privacidad en el trato con el psicólogo, el ginecólogo..., en el que un seguimiento normal y sin sed de venganza haría más humana la vida carcelaria. Son varios los fallecidos a los pocos meses de abandonar la prisión. Su estado era sencillamente calamitoso y terminal. Puro abandono.

Hoy por desgracia pedir al Estado español trato digno con los presos es pedir peras al olmo. Su grado de bajeza humana, sobre todo en las cárceles, traspasa muchas barreras que duelen la dignidad, hieren cualquier sentimiento noble y ponen en peligro hasta la misma existencia. Las lamentaciones de Kirruli desde la cárcel, hace ahora 25 años, y la denuncia de sus compañeros desde la prisión de Herrera de la Mancha de entonces no han aminorado en nuestros días. Estado y funcionarios, médicos y jueces, siguen desempeñando un papel de lacayos y sumisos, colaborando en una función que deshonra y envilece su papel y su misión, y lo que es más grave, ennublan los ojos del preso y atentan contra su dignidad humana.

Ayer en Durango (Bizkaia) se presentó el proyecto “K.M.O: Las mil caras de la dispersión”, que nace con la vocación y el objetivo de acercar la dura realidad de las personas que cada semana realizan miles de kilómetros para visitar a sus familiares y amigos presos; quieren mostrar ese sufrimiento añadido, esa venganza estatal y de gobierno, ahondando y agujereando la separación cruel y atroz entre esposos, padres e hijos o amigos presos. Según Etxerat las familias de los pasados 760 presos vascos recorren anualmente más de 47 millones de kilómetros con un coste general anual de 14. 700. 450 ´96€. Y si la dispersión lleva ya 20 años quiere esto decir que los familiares y amigos de los reclusos políticos llevan gastados unos 300 millones de euros en visitarles. Quien no vive en sus carnes es difícil que entienda las consecuencias bestiales de la dispersión, de ese castigo sádico añadido por el Estado español y sus gentes. Realidad que nos convoca este próximo fin de semana en Bilbo a alzarnos contra la agresión, a reforzar sus justas demandas y a solidarizarnos con la reivindicación de presoak etxera.

En el recuerdo a Kirruli un beso a los presos políticos vascos y a todos los hombres y mujeres, que sufren en prisiones y en sus carnes la indecencia de sus Estados, gobiernos y funcionarios.

Mikel Arizaleta, 17 827 048

lunes, 6 de junio de 2011

Herrerak hil du Joseba

Gaizka
Egin, 1986ko ekaina
Barkatuko didak “hika” idazteagatik, baina oraintxe ezin izango nikek bestela idatzi. Nik ez hindudan ezagutzen joan den larunbata arte, eta hirekin bi minutu baino ezin izan nian hitz egin. Hire arreba Idoiarekin joan ninduan, nire kide izandakoei bisitatxo bat egitera, eta bisita bukatzean aprobetxatu nian azkeneko bost minutuetan beste kideekin pixkat mintzatzeko. Eta horrela sartu ninduan hire kabinan hi eta hire arreba agurtzeko asmoz; zirudienez preso guztion kezka bakarra zuan hauteskundeen roiloa eta kalean jendea nola ibiltzen den. Batez ere “Unidad Popular”ak, hots, Herri Batasunak zer egingo duen datozen hauteskundeetan. Denok batera gentozean igoko ginela 4 edo 5 eskainu, eta guk ikusten genian zuon poza hain handia zela non guri morala igo baitzitzaigun berehalaxe.
Gero autobusean Idoiak komentatu zidaan esan ziala irailean berriz eta azken aldikotz etorriko zela hi urten aurretik bisita bat egitera, gutxi gora behera abenduan edo urtarrilean sei urte t’erdi Estatu espainoleko esterminio espetxeetan pasa ondoren. Tamalez hau izan duk Idoiak egin dian azken bisita. Atzo Idoia ikusi nian manifestapenean hire argazkiarekin eta ia ezin izan zioan argazkiari tinko eta tente eutsi.
Baina beraiek esango diate hirea “heriotza arrunt” bat izan dela, nahiz eta infartoz hil; hori ez duk inoiz izango “heriotza arrunta”. Zeren esterminio espetxe batetan hiltzen den pertsona, bera ez duk hiltzen baizik eta espetxeak hiltzen dik. Hirekin gertatu den eran. Hi, Carabanchelean, Sorian, Burgosen, Puerton, Alcalan, Basaurin, Herreran sei urte pasa ondoren kalera irteteko sei hilabete falta zitzaizkianean. Herrera de la Mancha espetxe delakoak hil hau.
Baina gure gogoan beti bizirik izango haugu, hire borroka segituko diagu azken garaipena hurbil baitago eta guk herriarentzat lortuko diagu.
Joseba beti arte, sekula ez haut ahaztuko.

domingo, 5 de junio de 2011

La tuberculosis se ve!

Un testigo del juicio
EGIN, 7 de febrero de 1989

Pobre juez, después de nueve días sales con ésto. Has superado ampliamente la ideología del Plan ZEN, constituyendo tu sentencia una auténtica apología de la negligencia médica.
“Ni existen pruebas, ni existirán”, “La tuberculosis se ve, pero no se oye”,… son frases que pertenecen al mismo contexto.
Has pasado a engrosar la lista de guardias civiles y policías que disparan a quemarropa y son condecorados. Como Nuria de Castro, que de Herrera de la Mancha fue destinada a Alcalá-Meco, tú también ya estás más cerca de Madrid.
Tú no has mentido como los catedráticos de la defensa, que afirmaron que Joseba Asensio no padecía de ningún proceso respiratorio previo, que consideraron no patológico la existencia del pulmón izquierdo reducido a más de la mitad de su tamaño normal, según corrobora el informe de la autopsia.
Tú has hecho peor, has rematado a Joseba y pretendes hacer lo mismo con el resto de presos de Herrera, al afirmar que cada uno de ellos se encuentra veinte veces mejor atendido que cualquier ciudadano de la calle.
Cuando encontraron a Joseba en su celda y llamaron urgentemente al médico, éste tardó 95 minutos en llegar a la prisión, como consta en el sumario. Y no fue Nuria de Castro la que se presentó, no estaba, sino el médico de régimen abierto, al que tuvo que ir a buscar a su casa la Guardia Civil, como también consta en el sumario. Y en tu veredicto, a ésto no le llamas negligencia sino diligencia.
Pero sabes, con seguridad, que la tuberculosis de Asensio “se veía y se oía”. ¿Cuántos jóvenes fallecen en un medio rural, ene l que el médico también dispone “únicamente” de un fonendoscopio? ¿Qué es lo primero que haría ese médico si acudiese a su consulta una persona de 27 años con antecedentes de una pleuritis y tratado seis años antes, con procesos gripales de repetición acompañados de tos y expectoración abundante, y que cada día se encuentra más cansado? ¿Le enviaría al centro hospitalario más próximo para hacerle un estudio clínico o no? Nuria de Castro no hizo nada de eso, por ello Joseba murió, y tú lo sentencias como atención médica privilegiada.
Podrías hacer una prueba, juez. Podrías acudir a la consulta de esa funcionaria, de Nuria, relatarle los mismos síntomas que refería Joseba, y verías cómo le faltaba tiempo para enviarte a hacer unas radiografías.
Decía Lord Byron que en la sociedad sólo hay un status social más bajo que el de prisionero: el del carcelero.
Desde ahora, tú también te encuentras ahí.

jueves, 2 de junio de 2011

Joseba Asensio:una autopsia terrible y 20 años sin una vida cortada por la prisión

Joseba Asensio Artaraz, «Kirruli», apareció muerto a causa de la desasistencia sanitaria en Herrera de la Mancha hace ahora justo dos décadas. Con sólo 27 años, conoció de primera mano varias prisiones españolas. Apenas faltaban unos pocos meses para que recobrara la libertad, tras cumplir seis años encarcelado. Pero perdió la vida, y con ella se llevó parte de la de sus allegados.
Ya han transcurrido 20 años desde que el bilbaino Joseba Asensio, Kirruli, fue encontrado muerto en la cárcel de Herrera de la Mancha. Pero el paso del tiempo no se ha llevado consigo ni el dolor ni los recuerdos de sus allegados.
Anteayer, día en que se cumplía el aniversario, familiares y amigos realizaron un emotivo acto en el cementerio de Derio. Ayer por la tarde, alrededor de 200 personas hicieron una cadena humana en Bilbo, desde la Plaza Moyua hasta «Joseba Asensioren txokoa» en Indautxu. En el acto, un ex preso vasco y amigo de Kirruli le dedicóun poema, hubo una ofrenda floral y un aurresku.
«Estaba haciendo Periodismo en la cárcel, y también daba clases de euskara, después de hacer aprendido la lengua en seis meses, con una voluntad extraordinaria... Es un dolor que nunca se quita, algo terrible. Y tras 20 años, sobre todo te queda algo:pensar qué hubiera sido de él, qué hubiera hecho en la vida... No hay respuesta. Da la sensación de que te han robado su vida, pero a los demás también nos han robado parte de la nuestra». Es así como la hermana de Kirruli, Begoña Asensio, relataba a GARA parte del «calvario» que no han conseguido dejar atrás.
La muerte del joven, de 27 años, causó estupor en la ciuda-danía vasca, sobre todo porque fue el resultado de una grave desasistencia médica por parte de Instituciones Penitenciarias. Asensio sufría de tuberculosis. Tras su arresto en 1980, cuando hacía la «mili», y después de pa- decer torturas durante cerca de nueve días en los calabozos de Madrid, ingresó en Caraban- chel. En los años posteriores también conoció las cárceles de Burgos, Soria, Puerto de Santa María, Alcalá-Meco y Herrera de la Mancha.
«Mi hermano había realizado varias huelgas de hambre muy duras. Recuerdo que una de ellas duró 45 días. A raíz de esas protestas, en Carabanchel se le diagnosticó una pleuritis. Quizá en el traslado a Puerto la enfer-medad estuvo un tanto enmas-carada por tratarse de un chico joven. Pero allí volvieron a realizar dos huelgas de hambre salvajes. Y en diciembre de 1983, cuando se llevaron prácti- camente a todos los presos polí-ticos a Herrera, él ya mencionó lo de la pleuritis. Parece ser que le hicieron una revisión médica en la que no le detectaron na-da», recuerda.
De todos modos, en aquel periodo, Kirruli hizo unas diecinueve visitas al médico del centro, la última de ellas tan sólo nueve días antes de su muerte;no le diagnosticaron más que «gripes y fuertes catarros». La autopsia, sin embargo, reflejó «algo terrible»: Un pulmón se le había reducido al tamaño de una nuez. «¿Eso no se ve? Esa muerte nunca debió producirse. Siempre nos quedará la duda de saber qué sintió en el transcurso de esa enfermedad, porque a todas luces podía haber sido un sufrimiento evitado», agrega la hermana. A estas alturas, subraya, «las intenciones me tienen sin cuidado, el resultado es el que hubo y es lo que vale».
La familia se querelló contra Instituciones Penitenciarias, y, como única presunta responsable de la muerte de Kirruli figuró la doctora de la prisión en aquel momento.
Begoña Asensio explica que el juicio, que se celebró en Ciudad Real, «fue como un tratado de medicina. Fue bastante largo y duro, declaró mucha gente... pero no sirvió absolutamente para nada», lamenta.
Pese a que la coyuntura haya variado en estos 20 años, incide en que a día de hoy «vemos cómo hay gente que sigue muriendo en la cárcel por enfermedad, o los sacan a morir en la calle. Da la sensación de que después de 20 años hu-bieran cambiado muy poco las cosas en relación al trato a los presos y sus familiares».
Además de resaltar que ahora son muchos más los presos políticos vascos, lamenta las consecuencias de la dispersión.
«Suelo pensar que quien espera la visita tiene que pasar mucha angustia de saber que hay tanta gente en coches en la carretera... Es una angustia que se le añade a su propia situación de privación de libertad».

Vivo en el recuerdo
Y es que, al igual que sus familiares, gran parte de la ciudadanía todavía mantiene viva la trayectoria de aquel joven militante, a quién tampoco dejaron tranquilo una vez muerto.
La represión del funeral de Kirruli en la capital vizcaina tuvo tintes dramáticos cuando la Policía cargó contra la comitiva fúnebre que portaba el féretro, provocando cuarenta heridos que fueron hospitali- zados. Varias televisiones europeas se hicieron eco y no dudaron en filmar esta actuación policial. Tres inspectores de Policía llegaron a disparar fuego real, lo que provocó un pánico generalizado.
Begoña Asensio recuerda todo lo acontecido aquellos días a la perfección; desde cómo supieron de la noticia hasta cómo dieron sepultura a su hermano, pasando antes por el viaje en busca de los restos a Herrera, así como las muestras de apoyo que nada ni nadie pudo reprimir. Relata cómo incluso los familiares, y la compañera de Joseba, Itziar Zabala, fueron golpeados con dureza.
«Recuerdo cómo la zarandeaban, e incluso cómo una de las ikurriñas se enganchó en el crucifijo de la tapa del ataúd. Querían arrancarla, pero se le enterró con ella», concluye.

GARA

Horitu gabeko argazkiak

L arunbat arratsaldea Mantxako eremuko porlanezko patio batean gora eta behera eman omen zuen, lagunekin berbetan, bisita eguna izanda zer kontatua bazuten-eta. Arrebak praka berriak eraman zizkion; zertarako baina, hilabete bakan batzuen buruan kalean izango zen-eta. Kalean prakak jantziko ez balira bezala. Beharbada ez zuen kartzelan erabilitako arropak kalean janzteko asmorik. Giltzapean denbora luzea eman behar zuten lagunekin kaleko bizimoduaz-eta hitz egiteko eskubiderik ez balu bezala jarduten omen zuen. Lagun haiek egunero gogoan izango zituela adierazi besterik nahi ez balu bezala. Lagun haiek hura ondo jakingo ez balute bezala.
Ia hamar urte lehenago, Gasteizko Aberri Egun batean polizia bati iskin egiten agertu zen prentsako argazki batean. Iskin egin zion borradunari. Argazki hura dela-eta, Olinpiko esango zioten Bilboko lagunek. Geroztik, polizia-etxeko eta Soriako jipoiak, Puertoko urruntasuna eta bakartze ziegak, eta Herrerako gose grebak eta itxialdi luzeak ezagutu zituen.
Igande goizean Joseba Asensio Artaraz, Kirruli, ez zen ohetik jaiki, eta arratsaldean kartzela hartako lagun guztiak, taldeka, azken agurra egitera joan omen ziren haren gorpua jarri zuten korridorera. Olinpiko hankaluzea biriketako gutxiegitasunez hil zen azkenik, sei urte bakardadez, gosez eta xarabez hiltzen eman ondoren. Hogeita bat urte joan dira, gaur beteta, eta ematen du kartzelako hildakoen segidak egun triste hartan leku triste hartan gertatutakoa hurbiltzen duela. Izan ere, ez zen lehenengoa izan, ezta azkena ere. Joan den urtean bertan, ETAk su-etena iragarri baino zenbait egun lehenago, hil ziren Igor Angulo eta Roberto Sainz. Kirruli hil zenean umeak ziren biak.
Joxe Mari Sagardui, Jon Agirre, Jon Bilbao... inoiz su-etenik ezagutu ez dutenak, Herrerako kartzelan ziren 1986ko ekain hartan, kartzelan dira egun, eta horiek ere hurbilago gogorarazten digute egun hura. Iñaki de Juanak, ETAk su-etena hautsi eta berehala ziega laiotz batera itzulita, Bilboko kaleetan poliziak Joseba Asensioren zerraldoa inguratu eta oldartu zitzaizkioneko argazkia gogoan horitu gabe ikusarazi digu asteon.

Xabier Izaga
GARA

martes, 31 de mayo de 2011

Kirruliren oroimenez!

KIRRULIren OROIMENEZ

Gaztela Berriko lurrak ahazteko adina denbora igarota, antzinako lekuak eta gorabeherak gogoratzea da Herrera de la Mancha aipatze soila. Gertaera mingarriak gogoratzea da batzutan memoria atzera egitea, mingarritik ere asko duelako historiak. Atzera begiratze horretan dago gure aldiko sakabanaketaren hasiera, duela hogeitik gora urtera... baina sakabanaketa ez da gauza amaitua, behin eta berriz berritzen dute erasoa baizik.

Egunkarien orripasan, badirudi jada ez dela ezer gertatzen, presoak ez gaituztela espetxez aldatzen orain. Esan liteke nekatu egin direla euskal presoon kartzela aldaketa guztien berri ematen, etsi egin dutela edo ez daki zer esan. Dispertsioak jarraitzen du, ordea; behin eta berriz aldatzen gaituzte espetxez orain ere, Euskal Herritik ahalik eta gehien urrunduz. Eta dispertsio politika horretan, Herrerara naramate.

Herrera de la Manchara, hainbeste urteren ondoren. Valdemoron topo egin dut kide batzuekin; horien artean Oier Zuñiga gaztea, Herrerara daramatena hau ere. Goizean abiatuta, bazkal ordurako iritsi gara. Sarreretako moduluan sar gaituzte, biok ziega berean.Leihotik begiratuta, Herrerak lehengo hormak eta barroteak, teilatu gorriak...ezagutu ditut, eta aurrez aurre hirugarren modulua. Ezinbesteak datoz oroimenera gertaera batzuen aztarrenak

- Hirugarren modulua du aurreko hau -esan diot Oierri-; hementxe hil zuen Kirruli, 1986an.
- Kirruli ? Nor zen Kirruli?

Hogeita lau urte ditu Oierrek, eta hogeita lau urte pasata daude Kirruli hil zenetik. Berau jaio aurreko kontuekin ari natzaio; ez da harritzekoa ez jakitea ezer. Baina geure Kolektiboko kidea zen Kirruli.

Hala ere, ez dut uste errua berea denik erabat. Gure transmisio lanean, gure bizipenen eta gure historiaren memoria ondorengoengana pasatzeko arduran, huts egin dugu beharbada. Bere garaian egunkariek jaso eta idatzi zutenaren baitan utzi dugu gure memoria, eta agian ez da harritzekoa 80. Hamarkada hartan jaio eta gaur gure kolektiboan daude 24-26 urteko gazteek ez jakitea nor zen Kirruli, edo nola hil zen, zer gertatu zen hemen , Herrera de la Mancha honetan.

Arratsaldean pasa gaituzte moduluetara. Laugarrenean sartu dute Oier, eta hirugarrenean ni. Hemen aurkitu ditut, besteak beste, Pakito Lujanbio eta Ander Errandonea, aurreko aldiz elkarrekin egon ginenetik hainbeste urte igaro ondoren. Labirinto madarikatua osatzen dute kartzelek, eta labirinto honetako pasabideetan topo egiten dugu batzuetan aspaldian elkar ikusi gabeko kide eta lagunok, eta kontu zahar edo berriez aritzeko baliatzen dugu goragunea.

1986ko ekainaren zortziko igande goizean, kontaketa egitean,hilik aurkitu zuten Joseba Asensio, “Kirruli”. Orduan Pakito berau ere hirugarren modulu honetan zegoela jakitun, egun hartakorik zer oroimen gordetzen dituen galdegin diot.

“Oso oroimen zehatzak batzuk”, dio; “beste batzuk lanbrotsuagoak, ez hain argiak. Bezperan, larunbatean, bisita eguna izan zuten bizkaitarrek, eta, bisita ostean, patioan paseatzen ikusten dut Kirruliren irudia. Ordurako udaberritik udara zihoan eta eguraldia berotzen ari zen hemen. Txankleten antzeko narruzko sandalia batzukin, praka motxetan, patioan alde batera eta bestera, presook sarri ohi dugu paseoan ibili zen, bisitaren gorabeherak bergogoratzen, berbizitzen, dudarik gabe. Gogoan dut oso eguraldi ederra zela egun hartan. Hilabeteren batzuen buruan zigorra beteta kaleratzekoa zelakoan nago, eta horretan ere ilusioa handia zeukan dudarik gabe...Politika, kaleko gizarte giroa, oso modu aktiboan bizitzen zituen Kirrulik. Kaleratzean zer egingo zuen, zer egin zezakeen... Kezka horiek bazituen,..

Gipuzkoarrok hurrengo egunean, igandean, genuen bisita, eta bisita egunetako alaitasun punttu honekin jaiki, ahalik eta apainen prestatu eta patiora jaitsi ginen. Gogoan dut galeria ezberdinetan geundela; batzuk jangela aldetik jaisten ginen, eta besteak liburutegi aldetik. Orain gu gauden galeria honetan zegoen Kirruli. Kontua da gu patiora jaitsi eta gerora ere ez zela inor agertzen galeria honetatik; kartzeleroren batekin matrakaren bat zutela agian pentsatu genuen, eta ez genion garrantzia handirik eman.

Zenbait denborara, ordea, Busselo jaitsi zen galeria honetatik, eta oso goibel, burumakur jaitsi ere.

Zer gertatzen zen galdetu genion.

“Kirruli hilda dago”, erantzun zigun.

“Zer esaten ari zara?”, galdetu genion sineskoritz.

“Kirruli hil dela!” bota zigun berriro, bere onetik aterata.

Denok atera gintuen gure onetik gertaera hark; eguna bera puskatu zitzaigula esango nuke.
Bisitara joan ginen eta gogoratu uste dut iloba jaioberria ekarri zidatela aurreneko aldiz. Baina ezinezkoa zen bisita egunetako ohiko aldartea aurkitzea norbere baitan.

Egun hartan eguraldi txarra, lanbrotsua edo, egin zuela oroitu uste dut, baina memoriaren moldaketa izan daiteke, egun hartako geure tristuraren ondorioa alegia.”

Guk, laugarren moduluan geundenok, bisitako lehen txandan edo pilaren baten bitartez jakingo genuen Kirrulirena. Ez dut zehazki gogoratzen. Harridura gogoratzen dut: “nola liteke!” “Baina zer gertatu da?”.

Batzarra egin, zeuden berriak azaldu, eta zerbait egin behar zela proposatu genuen. Berrienok artean hilabeteren batzuk bakarrik generamanok batez ere, nahiko tematu ginen planteren bat egitearen alde. Baina lau modulutan banatuta egotea traba handia zen harremanerako eta denon artean zerbait adosteko.

“Guk ez geunden planteetarako”, jarraitzen du Pakitok. “Burua jaso ezinik, elkarri begirada eta keinu tristeak eginez igaro genuen eguna. Batzarrak... bai, egin ziren. Baina beste ezeren aurretik zegoen guretzat, egun hartan behintzat, lagun hilari beila egitea. Beste moduluek baino hurbilago ere bageneukan, astunago zitzaigun beharbada gertaera hura.... Isiltasuna gogoratzen dut, gure arteko isiltasun hura.

Ezagutzen genuenon artean, moduluan berarekin geundenon artean, bazegoen gertatua sinetsi ezin bat ere. Futbolean eta aritu ohi zen, beste batzuen mailan. Sendagilearengana izana zen aurreko egun batean...Baina inork ez genuen uste gaixo zegoenik, are gutxiago larri egon zitekeenik. Eta, modu horretan, gauetik goizera hiltzea, zinez gogorra egin zitzaigun. Moduluko guztiontzat izan zen gogorra, baina bere betiko lagun minentzat eta berearen alboko ziegetan zeuden kideentzat bereziki gordina eta urragarria izango zen. Seguru nago bazituela hurrengo egunerako asmoak, eta agian kideren batekin hitzartua zen hau edo hori egiteko, hamaiketakoa elkarrekin egiteko edo zerbaitetaz hitz egiteko. Denok izaten ditugu biharamonerako plan txiki horiek, eta beharrezkoak zaizkigu aurrera jarraitzeko.

Alboko ziegako kideak, oker ez banago, berpizte saioak egin zizkion, besteren batek lagunduta. Baina ordurako berandu zen, oso berandu.

Bai, eraitsita utzi gintuen, eta isiltasuna hedatu zen gure artean. Keinu goibelak, keinu mutuak egiten genizkion elkarri. Heriotza, kide edo lagun batena denean batez ere, itogarria, beldurgarria da kartzelan”.

Kartzelako erdigunetik, zentrotik, bisita lekuetara bitarteko pasiloan ipini zuten Kirruliren gorpua, ikurrina gainean zuela. Moduluetatik taldeka atera ginen gorpua ikusi eta azken agurra egitera. Agur xumea izan zen, baina agur sentitua eta zintzoa dudarik gabe. Kirruliren inguruan egon ginen, zutik, otoitz isilean. Otoitz paganoa, nahi bada, baina otoitza azken batean. Zer besterik da ba azken agurra, bidean erori den kideari egiten zaio aintza eskaintza, batak eskaintzen dion pentsamendu isil, besteari barru-barruan puskatzen zaion negarra?
Kide hilotzaren aurrean, samina ezezik inpotentzia sentitzen duzu; inpotentzia eta amorrua. Kartzelan hil izanak badu desolazio kutsu bat ere, bakarkadearen zera hots hori. Zeu zauden horretxen moduko ziegan, hor alboan, hil da kidea, bakarrik... Inork ezin izan dio lagundu, inor ez zegoen bere ondoan azken ordu horretan. Horixe da kartzela, besteak beste. Kartzelak bai baitu ikusten ez den itzal ilun bat, eta itzal horretan dabil Herio kartzelako galeria hauetan haruntz eta honuntz, gaueko orduetan ere bere urratsak eta oinotsak kartzeleroen oinotsekin batuz.

Kartzela ez baita eraikin fisikoa bakarrik. Kartzela ez da hormak eta barroteak bakarrik. Horrez gain kartzeleroak daude, eta kartzeleroen oso antzekoak diren sendagileak, eta bakarkadea...Eta azkenean munstro bizidun bilakatzen da kartzela.

“Gogorra egin zitzaigun Kirrulirena, eta bere betiko lagunentzat gogorrago. Hemen talde handian egoteak lagundu zigun beharbada hura gainditzen eta aurrera egiten, bidean jarraitzen, baina batzuei gehiago kosta zitzaien”, dio Pakitok, eta horrela jarraitzen du: “Kirrulirena gertatu eta luzera gabe, ez dakit zehazki zenbat denborara, hauteskundeak izan ziren, Madrilgo Gorteetarakoak oker ez banago.

Afalondoan, jangelan geundela, telebista hasi zen hauteskunde emaitzak ematen. Oso emaitzak onak ziren Herri Batasunarentzat, oso onak, eta ez zen harritzeko denok pozik izatea. Halabaina, “Erro”, Kirruliren lagunminetako bat, negarrez zegoen; emaitza haiei begira negarrez.

Zer gertatzen zitzaion galdetuta, Kirrulirekin gogoratzen zen: Zela disfrutatuko zukeen Kirrulik emaitza hauek ikusita”, zioen “Errok”.

Guk gogoratzen ditugun bitartean biziko dira bidean gure ondoan erori diren kideak, baina, geuk gogoratu ezezik, gure eginbeharra da gure ondorengoek, gure gazteek, ezagutu dezaten kontatzea eta idaztea gure historia. Bidean erori diren kideekin dugun zorra da gure historiari bizirik eustea, ahazten utzi gabe.

Bihoa hau Kirruliren ohorez eta oroimenez, eta bi urte geroago, 1988an hemen bertan, Herrera de la Manchan, hil ziren Mikel Lopetegi eta Juan Karlos Alberdiren goratzarrez.

Besarkada handi bat guztioi.

Herreran, 2011ko martxoan.

Jokin Urain



domingo, 29 de mayo de 2011

«Kirruli» en el recuerdo, agur Alonso

Gotzon Amaro Lopez Bilbo
Se suele decir que una imagen vale más que mil palabras. Entre esas imágenes hay algunas que por la crudeza del momento que retratan, se incrustan en nuestras memorias de tal forma que se vuelven imborrables.
Entre las muchas imágenes que retratan la reciente historia de nuestro pueblo hay dos; no las únicas, que por la rabia, impotencia e incomprensión que producen al observarlas a mí personalmente me crearon un impacto especial.
Son dos secuencias que transcurren en décadas diferentes pero que tienen grandes similitudes. Dos décadas, dos imágenes y dos cuerpos de policías «diferentes»? en una idéntica actuación.
La primera, cronológicamente la más cercana, tiene lugar en el año 1995 en el aeropuerto de Hondarribia. A la llegada de los restos de Lasa y Zabala la policía española carga brutalmente contra las personas que allí esperaban. Posteriormente la Ertzaintza es la encargada de secuestrar los cuerpos y de cargar en el cementerio contra los familiares.
Retrayéndonos más en el tiempo llegamos hasta la imagen que ha originado estas líneas. Es el año 1986. Transcurre por una céntrica calle de Bilbao. Familiares y amigos portan el cuerpo sin vida de Joseba Asensio, «Kirruli», preso político que fallecía en la prisión de Herrera de La Mancha a causa de la desatención médica a una grave enfermedad que padecía.
Había órdenes de cargar contra el féretro y la policía se empleaba a fondo contra las personas que estaban cometiendo el delito de llevar en sus hombros el cuerpo de Joseba. Los agentes de la policía española aporreaban de forma brutal a las personas que se protegían así mismas, pero que sobre todo defendían el féretro con las únicas armas de sus manos.
Estoy convencido de que cualquiera que haya visto estas imágenes se acordará de un hombre mayor, grande y robusto que cargado de la dignidad y fuerza de estar defendiendo nada menos que el cuerpo ya sin vida de su hijo paraba los porrazos con sus propias manos.
Se trataba del aita de Joseba; Alonso Asensio. Que seguramente sin ser consciente de ello se convertía en un ejemplo de dignidad.
Transcurridos mas de 21 años de estos sucesos, el aita de Kirruli, Alonso Asensio, moría el pasado día 25 en Bilbao. Un fallecimiento que ha pasado desapercibido. Como seguramente sería su deseo.
Y seguramente una de las razones por las que haya pasado más desapercibido era que ese día nuestra atención estaba en la muerte de Natividad Junko.
Una trágica casualidad ha hecho coincidir en el mismo día el fallecimiento de dos personas castigadas directamente por una política penitenciaria que no ha traído más que muerte y dolor para las personas encarceladas y para sus familiares y amigos.
Estas líneas pretenden ser un pequeño homenaje a un aita que se ha ido sin recibir ninguna explicación lógica de ningún responsable político de por qué Joseba murió en la cárcel.
Quieren ser un homenaje a la imagen de Alonso; a la de Nati y es a la vez un homenaje a otras miles de imágenes que inmortalizan a diario todos y cada una de los familiares de las y los represaliados políticos vascos.
                                                                                                                 
                                                                                                                 Gotzon Amaro Lopez Bilbo
                                                                                                             GARA 2008ko urtarrilaren 5a

viernes, 27 de mayo de 2011

JOSEBA ASENSIO, Joseba Sarrionaindiaren poema bat



Registrándole, muerto,
sorprendiérole en su cuerpo
un gran cuerpo, para el alma
del mundo.
(César Vallejo)

Sekula hil behar ezbalitz bezala bizi ginen
Presa genuen estimatzen genuenaren alde bizitzeko:
Amodioa, borroka harmatua, libertatea, liburuak leitzea.
Eta agian ez genituen lerro guztiak ondo konprenitu.
Pasarte hau, adibidez, estimatzen genuenagatik hilgo ginela.
Hiltzeko gogorik gabe gorputzak jostailu gisa arriskatu genituen.
Beti, egunak beruna bezain astiro zihoaztenean ere, presa genuen
Estimatzen genuenaren alde burrukatzeko presa genuen,
Lurrak, berekoi, gu estimatzen ginduela jakin gabe
Lurrak ere presa zuela igarri gabe.

Joseba Sarrionanindia

(Vivíamos como si no hubiera que morir nunca.
Teníamos prisa por vivir en favor de aquéllo que estimábamos:
El amor, la lucha armada, la libertad, la lectura de libros.
Y tal vez no entendimos bien todas las líneas.
Este pasaje, por ejemplo, que moriríamos por aquéllo que estimábamos.
Sin ningún ánimo de morir, arriesgamos nuestros cuerpos como si fueran juguetes.
Hasta cuando los días transcurrían tan despacio como el plomo, siempre teníamos prisa.
Teníamos prisa por luchar por aquello que estimábamos,
Sin saber que la tierra, egoísta, también nos estimaba a nosotros,
Sin adivinar que la tierra también tenía prisa.)

BIOGRAFIA


Joseba Asensio nació en Bilbo el 21 de abril de 1959. En estos años Bilbao era una ciudad que crecía de forma desmesurada en medio del caos urbanístico y la polución, con notables diferencias sociales. Sin embargo, Joseba siempre amó  a su ciudad natal.
En su familia convergían distintas procedencias e ideas. Como dice Begoña, su hermana mayor, “aunque en casa hubiera distintos modos de pensar, los cuatro hermanos coincidíamos en el caso del problema nacional. Nuestro padre estuvo exiliado en Gran Bretaña durante la guerra civil española. Cuando volvió a Bilbao se puso a trabajar en Firestone, y aquél fue su único oficio. En cuanto a la forma de pensar, se enraizaron dos cuernos distintos en casa. Por un lado el abuelo, de Valladolid, un trabajador comunista llegado a Bilbao, prisionero en la posguerra. Por otro lado, la familia de la abuela, nacionalista y comerciantes autónomos.”
 Fue muy importante para Joseba la época de estudiante en el instituto de Txurdinaga. Según su madre ”Joseba siempre fue un niño muy dinámico. Fue partícipe de un grupo de Scouts con los que iba a todas partes. Cuando tenía 8 años se hizo miembro de una sociedad filatélica que estaba en General Concha. Estas aficiones le duraron hasta la juventud. A partir de 1975 ofrecía todas sus horas a su compromiso político.”
Sus compañeros de estudios recuerdan su época de esudiante cuando estaban comprometidos políticamente. “Cuando se formó IAM (Ikasle Abertzaleen Mugimendua) dejamos atrás ODEM. Joseba era de esos que hablaban en las reuniones, y que siempre protestaban en  primera fila. También estuvo en EKT (Euskal Kultur Taldea).Los grupos se formaron en los centros de enseñanza, pero cuando llegó la Reforma, se incluyeron en EHAS, de donde surgió HASI”.
Para entonces, Joseba llevaba un par de años aprendiendo euskera. Iba a una escuela nocturna y aprendía muy rápido. “En su proceso de euskaldunización”, dice un amigo,” se tragaba todos los escritos que llegaban a sus manos. Sucedía lo mismo cuando era material político. Los textos sobre historia de Euskal Herria, por ejemplo, duraban muy poco entre ss manos.El libro “Vasconia” de Krutwigse lo leyó en un momento también”.
Al poco tiempo consiguió el título D de Euskaltzaindia, y de 1977 a 1979 enseñó euskera en la escuela nocturna de Sestao y también en la Escuela de Comercio y en AISS. Mientras, seguía perfeccionando la lengua, y cuando estuvo en prisión siguió estudiando con el propósito de conseguir el título EGA.
Los amigos tienen muchas anécdotas de Joseba para contar. A cueta de una de ellas se le puso el mote con el que sele llamaría durante muchos años. “En 1977 estábamos en Gasteiz. Era el último Aberri Eguna que el Gobierno Civil no autorizaba. Caía la nieve, y la capital de Araba estaba invadida por la policía. Joseba se acercó a uno de ellos con la intención de tirarle una bola de nieve, pero al darse cuenta de que otro le seguía por detrás, echó a correr. Fue vistosa la carrera de Joseba”. Su huída apareció al día siguiente en periódicos y televisiones. Desde entonces le llamaron “Olímpico” en Bilbao, y en la cárcel, en cambio, Joseba Aberri Eguna. “No sé de dónde sacó fuerzas aquel día, porque era débil y delgado”.
En 1980 se frustró la militancia clandestina que llevaba desde 1978. Estuvo diez días incomunicado en la DGS de Madrid, en manos del policía “Billy el Niño”. Como resumía el propio Asensio, “aquellos diez días fueron como estar en el infierno de verdad”.
Entonces empezó su historia en las cárceles. Hizo seis huelgas de hambre. Se debilitó todo su cuerpo y su vista, y quedó sin capacidad para superar las enfermedades.
Conoció las cárceles de Carabanchel,  Burgos, Soria, Puerto de Santa María, Alcalá-Meco y Herrera de la Mancha en sucesivos traslados. “Era un preso más”, dice un amigo de Kirruli. “Abierto y hablador, había aprendido a vivir en la cárcel. Era muy tranquilo; tal vez por eso se dormía todas las mañanas. Se matriculó en la Facultad de Periodismo de Leioa en la rama de euskera, y se lo tomó muy en serio. Leer y escribir eran sus quehaceres. Entre todas las lecturas prefería la narración. En cuanto a su relación con los otros presos, era provocador, le gustaba tomar el pelo a la gente. Charlar con él era muy agradable, lo pasábamos bien. Una vez, en el tercer módulo, los compañeros le regalaron un libro titulado “El derech a la pereza”. Kirruli agradeció mucho el regalo.
Pero Kirruli era un luchador para el resto de los presos. “Aunque le quedaba poco tiempo para cumplir la condena, Kirruli estaba en todas las salsas y conflictos. No le preocupaba el riesgo de que s se le alargara la condena. Allí andaba él, siempre preparado para la lucha.”
En enero de 1982, despues de una huelga de hambre de 36 días, los médicos de Carabanchel le diagnosticaron una pleuritis. A pesar de que el médico que le trataba en el hospital intentó que permaneciera ingresado, Joseba fue sacado del hospital y tasladado a Puerto de Santa María. A partir de ahí, ningún reconocimiento médico para ver si su pleuritis había sanado. Ante cualquier recaída le daban jarabe y pastillas para la tos, sin ningún tipo de exámen.
El 9 de junio de 1986 encontraron muerto a Joseba en su celda de Herrera de la Mancha. Le mató la tuberculosis. “Estaba para terminar la condena de 9 años. Sospechaba que le iban a liberar en diciembre de ese mismo año. Pero no llegó. Con una simple radiografía podían haber detectado su enfermedad, pero sólo le daban vitaminas y pastillas para la gripe”, dice su hermana.