viernes, 27 de mayo de 2011

BIOGRAFIA


Joseba Asensio nació en Bilbo el 21 de abril de 1959. En estos años Bilbao era una ciudad que crecía de forma desmesurada en medio del caos urbanístico y la polución, con notables diferencias sociales. Sin embargo, Joseba siempre amó  a su ciudad natal.
En su familia convergían distintas procedencias e ideas. Como dice Begoña, su hermana mayor, “aunque en casa hubiera distintos modos de pensar, los cuatro hermanos coincidíamos en el caso del problema nacional. Nuestro padre estuvo exiliado en Gran Bretaña durante la guerra civil española. Cuando volvió a Bilbao se puso a trabajar en Firestone, y aquél fue su único oficio. En cuanto a la forma de pensar, se enraizaron dos cuernos distintos en casa. Por un lado el abuelo, de Valladolid, un trabajador comunista llegado a Bilbao, prisionero en la posguerra. Por otro lado, la familia de la abuela, nacionalista y comerciantes autónomos.”
 Fue muy importante para Joseba la época de estudiante en el instituto de Txurdinaga. Según su madre ”Joseba siempre fue un niño muy dinámico. Fue partícipe de un grupo de Scouts con los que iba a todas partes. Cuando tenía 8 años se hizo miembro de una sociedad filatélica que estaba en General Concha. Estas aficiones le duraron hasta la juventud. A partir de 1975 ofrecía todas sus horas a su compromiso político.”
Sus compañeros de estudios recuerdan su época de esudiante cuando estaban comprometidos políticamente. “Cuando se formó IAM (Ikasle Abertzaleen Mugimendua) dejamos atrás ODEM. Joseba era de esos que hablaban en las reuniones, y que siempre protestaban en  primera fila. También estuvo en EKT (Euskal Kultur Taldea).Los grupos se formaron en los centros de enseñanza, pero cuando llegó la Reforma, se incluyeron en EHAS, de donde surgió HASI”.
Para entonces, Joseba llevaba un par de años aprendiendo euskera. Iba a una escuela nocturna y aprendía muy rápido. “En su proceso de euskaldunización”, dice un amigo,” se tragaba todos los escritos que llegaban a sus manos. Sucedía lo mismo cuando era material político. Los textos sobre historia de Euskal Herria, por ejemplo, duraban muy poco entre ss manos.El libro “Vasconia” de Krutwigse lo leyó en un momento también”.
Al poco tiempo consiguió el título D de Euskaltzaindia, y de 1977 a 1979 enseñó euskera en la escuela nocturna de Sestao y también en la Escuela de Comercio y en AISS. Mientras, seguía perfeccionando la lengua, y cuando estuvo en prisión siguió estudiando con el propósito de conseguir el título EGA.
Los amigos tienen muchas anécdotas de Joseba para contar. A cueta de una de ellas se le puso el mote con el que sele llamaría durante muchos años. “En 1977 estábamos en Gasteiz. Era el último Aberri Eguna que el Gobierno Civil no autorizaba. Caía la nieve, y la capital de Araba estaba invadida por la policía. Joseba se acercó a uno de ellos con la intención de tirarle una bola de nieve, pero al darse cuenta de que otro le seguía por detrás, echó a correr. Fue vistosa la carrera de Joseba”. Su huída apareció al día siguiente en periódicos y televisiones. Desde entonces le llamaron “Olímpico” en Bilbao, y en la cárcel, en cambio, Joseba Aberri Eguna. “No sé de dónde sacó fuerzas aquel día, porque era débil y delgado”.
En 1980 se frustró la militancia clandestina que llevaba desde 1978. Estuvo diez días incomunicado en la DGS de Madrid, en manos del policía “Billy el Niño”. Como resumía el propio Asensio, “aquellos diez días fueron como estar en el infierno de verdad”.
Entonces empezó su historia en las cárceles. Hizo seis huelgas de hambre. Se debilitó todo su cuerpo y su vista, y quedó sin capacidad para superar las enfermedades.
Conoció las cárceles de Carabanchel,  Burgos, Soria, Puerto de Santa María, Alcalá-Meco y Herrera de la Mancha en sucesivos traslados. “Era un preso más”, dice un amigo de Kirruli. “Abierto y hablador, había aprendido a vivir en la cárcel. Era muy tranquilo; tal vez por eso se dormía todas las mañanas. Se matriculó en la Facultad de Periodismo de Leioa en la rama de euskera, y se lo tomó muy en serio. Leer y escribir eran sus quehaceres. Entre todas las lecturas prefería la narración. En cuanto a su relación con los otros presos, era provocador, le gustaba tomar el pelo a la gente. Charlar con él era muy agradable, lo pasábamos bien. Una vez, en el tercer módulo, los compañeros le regalaron un libro titulado “El derech a la pereza”. Kirruli agradeció mucho el regalo.
Pero Kirruli era un luchador para el resto de los presos. “Aunque le quedaba poco tiempo para cumplir la condena, Kirruli estaba en todas las salsas y conflictos. No le preocupaba el riesgo de que s se le alargara la condena. Allí andaba él, siempre preparado para la lucha.”
En enero de 1982, despues de una huelga de hambre de 36 días, los médicos de Carabanchel le diagnosticaron una pleuritis. A pesar de que el médico que le trataba en el hospital intentó que permaneciera ingresado, Joseba fue sacado del hospital y tasladado a Puerto de Santa María. A partir de ahí, ningún reconocimiento médico para ver si su pleuritis había sanado. Ante cualquier recaída le daban jarabe y pastillas para la tos, sin ningún tipo de exámen.
El 9 de junio de 1986 encontraron muerto a Joseba en su celda de Herrera de la Mancha. Le mató la tuberculosis. “Estaba para terminar la condena de 9 años. Sospechaba que le iban a liberar en diciembre de ese mismo año. Pero no llegó. Con una simple radiografía podían haber detectado su enfermedad, pero sólo le daban vitaminas y pastillas para la gripe”, dice su hermana.

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